Taller de lectura: reseña “El paraíso de los mortales”

El lunes, 18 de marzo de 2024, dedicamos nuestro taller de lectura al escritor Luis Mateo Díez (Villablino, León, 1942), Premio Cervantes 2023, intercambiando provechosas opiniones sobre su novela El paraíso de los mortales (1998). Muy reconocido en el panorama de la literatura actual, es autor de novelas como La Fuente de la edad (1986), con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura y el Premio de la Crítica, El expediente del náufrago (1992), Camino de perdición (1995),  las tres novelas que configuran el espacio imaginario del reino de Celama: El espíritu del páramo (1996), La ruina del cielo (1999) y El oscurecer (2002), o sus últimas novelas Celama (un recuento), Mis delitos como animal de compañía (2022) y El limbo de los cines (2023).

El protagonista de El paraíso de los mortales, el adolescente Mino Mera, permanece solo en la ciudad de Ordial en pleno mes de agosto, con cinco materias suspensas, mientras su familia se marcha de vacaciones. La rutina de sus días la rompe una voz de ultratumba que le comunica el fallecimiento de su tío, Fabio Mera Fenar. A partir de ese instante, Mino sigue los pasos de su difunto y desconocido tío, durante dos días y dos noches, rodeado de “vividores” que convivieron con él. Es arrastrado a unos extraños ambientes habitados por personajes decadentes, marginales, solitarios, rodeados de espacios asediados por el paso del tiempo y sometidos por el autor a una caricatura mordaz, al modo del esperpento valleinclanesco. Por contraposición, en El Edén de Melchor Nidio (p. 269 y ss.), Fabio encontró el sentido de la vida, el paraíso de los mortales, representado en el lema que figura en varios apartados de la novela: Todo lo del cuerpo es un río, lo del alma, sueño y vapor, la vida una guerra y un exilio, y la fama póstuma, olvido (p.191 y 267).

Mino llega a conocer la pasión de su tío Fabio por el conocimiento, entender la razón de la vida y la muerte o lo que en ellas corresponde al cuerpo y al alma (p. 224) y cómo esta pasión lo conducen a una vida desordenada de tahúr, donjuán y bohemio. Al mismo tiempo, su sobrino va recibiendo algunas lecciones de vida: Lo que conviene es sentir hondamente lo que no se puede ser, lo que es imposible, algo así como llegar a sentir sin ser (p. 266).

En El paraíso de los mortales se mezclan los más distantes polos de lo verosímil y lo inverosímil, lo real y lo fantástico; el humor y la ironía, los contrastes, el misterio y el simbolismo. El espacio en el que transcurre la obra es la ciudad de Ordial (p. 29), anclada en un tiempo indeterminado y en noche perpetua, contribuye a avivar la memoria, el misterio y a desdibujar esos límites entre la realidad y la fantasía.

Novela recomendable por la portentosa capacidad de fabulación de Luis Mateo Díez, heredada, en parte, de los antiguos filandones de la zona de León, fascinantes relatos orales colectivos, que forman parte de la memoria de los pueblos, junto al dominio de la palabra y la caracterización de los personajes a través de magistrales diálogos.

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